¿Qué entendemos por Buenas Prácticas?

Se consideran buenas prácticas aquellas iniciativas surgidas de procesos de vinculación tecnológica, educativa, ambiental, cultural o social que, mediante soluciones innovadoras, han generado impactos positivos en su contexto.

  • Mejorar las condiciones de vida de la población.
  • Contribuir al desarrollo local o a procesos de inclusión social.
  • Reducir asimetrías sociales o territoriales.
  • Fortalecer la calidad ciudadana.
  • Impulsar la descentralización y/o mejorar la gestión gubernamental.
  • Promover mejoras ambientales.

Al postular tu iniciativa al V Encuentro, también participará para su distinción y visibilización en el Banco de Buenas Prácticas del Observatorio de Cooperación Ciudad–Universidad de la AUGM y de la Red Mercociudades.

Más información en el Observatorio

Definición completa de Buena Práctica

Se definen como buenas prácticas a todas aquellas iniciativas que, siendo producto de instancias de vinculación tecnológica–social, han promovido soluciones innovadoras y han contribuido a: mejorar la calidad de vida; impulsar procesos de desarrollo local o inclusión social; mitigar asimetrías; fortalecer ciudadanía; descentralizar y optimizar la gestión gubernamental; o propiciar mejoras ambientales. Así, una buena práctica se alinea con la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030.

Criterios UNESCO-MOST

  • Pertinente: responde a las necesidades del contexto.
  • Democrática: convoca actores relevantes multinivel.
  • Innovadora: desarrolla soluciones creativas o adaptadas.
  • Efectiva: genera impactos positivos tangibles.
  • Sostenible: mantiene efectos duraderos.
  • Replicable: sirve de modelo para otros territorios.
  • Evaluables: prevé instrumentos de evaluación sistemática.

Vinculación tecnológica–social

Se reconoce como tales a las actividades de extensión, vinculación y/o transferencia tecnológica que implican procesos de interacción entre universidades públicas y gobiernos locales orientados al desarrollo social, económico y cultural de la población, cuyos beneficios sean apropiables a título no oneroso (excepto experiencias de economía social que promuevan inclusión).

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